Colombia Endemia de Psicópatas del Poder


Por: ALEX ALBERTO MORALES CORDOBA 

Usualmente nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes nos escandalizamos por los grandes personajes sádicamente violentos que presentan los medios de comunicación, pero poco o nada nos trastornan con los individuos sociópaticos con los que hemos tenido la oportunidad de relacionarnos en la vida pública, o votar por ellos y que en los actuales momentos se encuentran ejerciendo cargos de poder.

Este hecho hace que estemos presenciando verdaderamente un escenario catastrófico en las instituciones del poder del Estado, tanto a nivel local, como nacional, requiriendo una intervención urgente, pues, el Estado entro en una condición de cuidados intensivos.

Es una endemia política dirigida por verdaderos psicópatas del poder, enfermedad hospedada en nuestro país a lo largo de décadas de violencia, con múltiples variaciones estacionales, recordemos solo algunas mentiras patológicas presentadas por ellos: el plebiscito del 57, los estados de sitio y conmoción interior, el asesinato de los militantes de la U.P., la toma del Palacio de Justicia, los temas de sometimiento a la justicia de los extraditables, los procesos de paz con las milicias populares, la políticas neo liberales adoptadas e impuestas con mayor rigor cuando entro en vigencia la Constitución de 1991 y sus 37 reformas constitucionales, el tema de desmovilización de los paramilitares, la reelección presidencial, los casos de Agro Ingreso Seguro, Interbolsa, Saludcoop, Fidupetrol, Odebrech, entre otros, pero el que si pone en crisis a la institucionalidad en general y de muerte, es la corrupción a la Justicia Colombiana, recordar el magistrado de la Corte Constitucional, Fiscal Anticorrupción que vincula a congresistas, magistrados de las altas cortes, precandidatos presidenciales, gobernadores, alcaldes, hasta el ministerio público, es decir, todas y cada una de las ramas del poder público.

Esto dio para que muchos enfermos mentalmente, psicópatas, empezaran a proponer una nueva constituyente, pero este remedio no es para nada descartable; lo descartable es quienes hacen esa propuesta y con qué intereses mezquinos la realizan.

Los psicópatas de la ultra derechas, la proponen con el fin de la reelección de las políticas de seguridad, con contenidos autoritarios; los xenofóbicos psicópatas de ideologías conservadoras con el objetivo de coartar las libertades especialmente en comunidades más vulnerables por ejemplo las del LGTBI, y los mecanismos de protección, como la tutela, los psicópatas hijos de los sucesores y herederos de las familias tradicionalmente arraigadas en el poder la buscarían para no permitir los cambios y mantener el status quo.

Estos individuos carentes de emociones, sin miedo,  depravados que no respetan nuestro ordenamiento jurídico y la esencia de nuestro Estado Social de Derecho, son verdaderos criminales, que representan la materialización de los hechos más monstruos y dañinos que ha vivido nuestra sociedad y las desgracias que viven millones de colombianos en estados de indigencia, pobreza, miseria y abandono Estatal.

La conducta criminal ejecutada por estas personas organizadas en verdaderas estructuras jerarquizadas para concertase con el fin delinquir, es lo que se califica como corrupción estatal, en todas sus modalidades, es el delito de mayor predeterminación para causar daño, el más atroz que puedan vivir los asociados en un Estado, porque es la que genera la desigualdad, la falta de oportunidades, la inequidad, la violencia y sus daños colaterales, es decir, es el delito que afecta a los 50 millones de colombianos, nos cuesta más de 53 billones de pesos  y vulnera diferentes bienes jurídicos protegidos por el Código Penal.

Malhechores psicópatas, calificados por la doctrina penal moderna como los verdaderos delincuentes comunes, que debe soportar todo el peso de la justicia ordinaria, sin consideración, porque son personas con una actitud pretenciosa, sin miedo, ya que creen que las reglas ordinarias no rigen para ellos, tienen un apetito insaciable para satisfacer sus intereses individuales, y una tendencia hacia el sadismo, características que los convierte en un peligro para la sociedad y como consecuencia deben ser aislados  en centros de reclusión.


Por desgracia la política criminal colombiana, estratégicamente bien dirigida por estas mismas personas, no permiten las sanciones ejemplarizante que se necesitan, por el contrario son beneficiarios y premiados por la jurisdicción colombiana.




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