Más de 13 horas de intensos debate condujo necesariamente al Parlamento Serbio el 31 de marzo 2010, a pedir perdón a las víctimas y a declarar la matanza de Srebrenica en los términos de la Corte Internacional de Justicia, es decir, un genocidio, lo curioso de esta declaración es que no se hizo mención a la palabra genocidio. ¿Pero porque no se hizo mención?
En 1915-1917 durante la Primera Guerra Mundial, el pueblo Armenio (Turquia) sufrió la masacre de un número indeterminado de civiles, calculados aproximadamente en más de un millón y medio. En la Segunda Guerra Mundial seis millones de judíos fueron exterminados. ¿Cuáles fueron la motivación de esas muertes? ¿por que los Alemanes y otros países guardan silencio?
Asombrados y perplejos por la brutalidad de estas dos masacres, la comunidad internacional reunida en la Asamblea de la ONU en 1946, repudio, condeno y declaro por primera vez que el genocidio es un delito internacional contrario al espíritu de los pueblos civilizados y reconoció que en todos los períodos de la historia, el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad.
Regulada la materia, mediante el Convenio sobre la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, se aspiro en liberar a la humanidad de este flagelo tan abominable y doloroso.
A partir de ese momento y finalizada la II Guerra Mundial, alrededor del mundo, los conflictos y disturbios internos e internacionales resurgieron y se multiplicaron, desde el norte hasta el sur, desde el oriente hasta el occidente, en la que se incluye China con 30 millones de asesinados, Birmania, con 5.000, Yugoslavia 10.000, Zair 14.000, en África los hechos más recientes se presentaron en Niger y en Asia en Shir Lanka, la guerra vivida contra los Tigres fue inhumana, en el medio Oriente tenemos el caso de la guerra de Gaza, y qué decir de Chile de Pinochet y las victimas dejada por la época de las dictaduras de Argentina y Uruguay, además las pérdidas humanas en Guatemala, y el Salvador.
Se podría escribir una lista muy extensa solo en un continente como en América latina; pero en pleno siglo XXI es imposible, y en ningún momento se puede omitir el caso Colombiano, que requiere una resaltación especial, decenas de miles de muertos victimas del Estado, de la subversión y del Paramilitarismo, durante más de cuatro décadas de conflicto hace de este país, uno de los mas especiales para el análisis de hechos y actos genocidas.
Pero lo más sorprendente y el común denominador que se presenta en estos hechos, es que desde el primer acto que sirvió como referencia para hacer alusión al delito de genocidio, como hasta los últimos que se han presentado, cuesta mucho trabajo por parte de los gobiernos y a la justicia en particular, calificar el exterminio de personas como un delito internacional en la categoría de genocidio.
¿Pero por que cuesta tanto calificarlos como genocidio?, ¿qué es el Genocidio?
El término “genocidio”, se elevo a norma internacional mediante el Convenio de 1948, para la prevención y sanción, gracias a los esfuerzos del abogado polaco judío Rafael Lemkin, donde combino la palabra (geno), término griego que significa raza, o tribu, con (cidio), del término latín que significa matar.
Lemkin se refería a "un plan coordinado compuesto por diferentes acciones que apuntan a la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilar dichos grupos”
La convención, el Estatuto de Roma y las legislaciones internas de los países, es su proceso de adaptación, adecuación y actualización de sus normas, establece que el genocidio, es un crimen internacional, que las naciones firmantes deben cumplir con dos obligaciones, las de evitar el genocidio y la de sancionar todo actos perpetrados con la intención de destruir, someter, matar, amenazar, lesionar física o mental, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial, político o religioso, e impedir nacimientos en el seno del grupo y el traslado por fuerza de niños de un grupo a otro grupo.
Ahora bien, reconocer un crimen internacional como es el genocidio, es de suma trascendencia social, económica política y jurídica, ya que en primer lugar a diferencia de los crímenes comunes, el crimen internacional protege la humanidad, en esta clase de delitos, toda la comunidad internacional se sentiría víctima, golpeada, ofendida, violentada y agraviada, en segundo lugar por que es un delito que no tiene termino de prescripción, a demás, no es considerado delito político, por lo tanto no se le pueden otorgar beneficios legales, como son, la amnistía o el indulto, o leyes de perdón y olvido o punto final, entre otros, estas barreras serian de gran obstáculo en la carrera de pretender acceder al poder de un Estado.
Por otro lado todas las personas acusadas de genocidio estarían sometidas a un tribunal competente en cuyo territorio el acto fue cometido, y en su defecto, ante la reciente y creada Corte Penal Internacional, o ante cualquier tribunal de justicia de los Estados miembros de la comunidad internacional basados en el principio de Justicia Universal.
Como vemos todas estas situaciones de índole jurídico deslegitimarían y vedarían en el futuro el derecho a acceder al poder a personas sindicadas, imputadas o condenada por genocidio, masacres que en el pasado fue un derecho, la base y fundamento para la construcción del poder y de gobiernos, hoy no lo es.
Todos los días cierro mis ojos y cuando los abro veo en las noticias otro acto genocida que no es reconocible, ni declarado, evitar el genocidio, sigue siendo un desafió al que las naciones y los individuos nos enfrentamos.
En 1915-1917 durante la Primera Guerra Mundial, el pueblo Armenio (Turquia) sufrió la masacre de un número indeterminado de civiles, calculados aproximadamente en más de un millón y medio. En la Segunda Guerra Mundial seis millones de judíos fueron exterminados. ¿Cuáles fueron la motivación de esas muertes? ¿por que los Alemanes y otros países guardan silencio?
Asombrados y perplejos por la brutalidad de estas dos masacres, la comunidad internacional reunida en la Asamblea de la ONU en 1946, repudio, condeno y declaro por primera vez que el genocidio es un delito internacional contrario al espíritu de los pueblos civilizados y reconoció que en todos los períodos de la historia, el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad.
Regulada la materia, mediante el Convenio sobre la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, se aspiro en liberar a la humanidad de este flagelo tan abominable y doloroso.
A partir de ese momento y finalizada la II Guerra Mundial, alrededor del mundo, los conflictos y disturbios internos e internacionales resurgieron y se multiplicaron, desde el norte hasta el sur, desde el oriente hasta el occidente, en la que se incluye China con 30 millones de asesinados, Birmania, con 5.000, Yugoslavia 10.000, Zair 14.000, en África los hechos más recientes se presentaron en Niger y en Asia en Shir Lanka, la guerra vivida contra los Tigres fue inhumana, en el medio Oriente tenemos el caso de la guerra de Gaza, y qué decir de Chile de Pinochet y las victimas dejada por la época de las dictaduras de Argentina y Uruguay, además las pérdidas humanas en Guatemala, y el Salvador.
Se podría escribir una lista muy extensa solo en un continente como en América latina; pero en pleno siglo XXI es imposible, y en ningún momento se puede omitir el caso Colombiano, que requiere una resaltación especial, decenas de miles de muertos victimas del Estado, de la subversión y del Paramilitarismo, durante más de cuatro décadas de conflicto hace de este país, uno de los mas especiales para el análisis de hechos y actos genocidas.
Pero lo más sorprendente y el común denominador que se presenta en estos hechos, es que desde el primer acto que sirvió como referencia para hacer alusión al delito de genocidio, como hasta los últimos que se han presentado, cuesta mucho trabajo por parte de los gobiernos y a la justicia en particular, calificar el exterminio de personas como un delito internacional en la categoría de genocidio.
¿Pero por que cuesta tanto calificarlos como genocidio?, ¿qué es el Genocidio?
El término “genocidio”, se elevo a norma internacional mediante el Convenio de 1948, para la prevención y sanción, gracias a los esfuerzos del abogado polaco judío Rafael Lemkin, donde combino la palabra (geno), término griego que significa raza, o tribu, con (cidio), del término latín que significa matar.
Lemkin se refería a "un plan coordinado compuesto por diferentes acciones que apuntan a la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilar dichos grupos”
La convención, el Estatuto de Roma y las legislaciones internas de los países, es su proceso de adaptación, adecuación y actualización de sus normas, establece que el genocidio, es un crimen internacional, que las naciones firmantes deben cumplir con dos obligaciones, las de evitar el genocidio y la de sancionar todo actos perpetrados con la intención de destruir, someter, matar, amenazar, lesionar física o mental, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial, político o religioso, e impedir nacimientos en el seno del grupo y el traslado por fuerza de niños de un grupo a otro grupo.
Ahora bien, reconocer un crimen internacional como es el genocidio, es de suma trascendencia social, económica política y jurídica, ya que en primer lugar a diferencia de los crímenes comunes, el crimen internacional protege la humanidad, en esta clase de delitos, toda la comunidad internacional se sentiría víctima, golpeada, ofendida, violentada y agraviada, en segundo lugar por que es un delito que no tiene termino de prescripción, a demás, no es considerado delito político, por lo tanto no se le pueden otorgar beneficios legales, como son, la amnistía o el indulto, o leyes de perdón y olvido o punto final, entre otros, estas barreras serian de gran obstáculo en la carrera de pretender acceder al poder de un Estado.
Por otro lado todas las personas acusadas de genocidio estarían sometidas a un tribunal competente en cuyo territorio el acto fue cometido, y en su defecto, ante la reciente y creada Corte Penal Internacional, o ante cualquier tribunal de justicia de los Estados miembros de la comunidad internacional basados en el principio de Justicia Universal.
Como vemos todas estas situaciones de índole jurídico deslegitimarían y vedarían en el futuro el derecho a acceder al poder a personas sindicadas, imputadas o condenada por genocidio, masacres que en el pasado fue un derecho, la base y fundamento para la construcción del poder y de gobiernos, hoy no lo es.
Todos los días cierro mis ojos y cuando los abro veo en las noticias otro acto genocida que no es reconocible, ni declarado, evitar el genocidio, sigue siendo un desafió al que las naciones y los individuos nos enfrentamos.
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