Realmente duele y sé que muchos defensores
de derechos humanos, que han puesto todo su empeño para visibilizar, movilizar
y proteger los derechos de la población del Oasis, en Moravia están hoy con
dolor en el alma.
Todos los intentos por décadas de
acercamiento y sensibilización que han hecho los defensores de derechos humanos
para que cientos de habitantes puedan tener materializado su derecho
fundamental consagrado en la Constitución Política y en las normas internacionales
de derechos humanos a tener una vivienda adecuada, segura, saludable y digna, demuestra
la decidía de las políticas de las administraciones que han pasado por la
ciudad.
Recordemos que Moravia era una
enorme montaña construida sin conciencia política de planeación desde 1977, por
acuerdo del Concejo de la ciudad de Medellín, para el almacenamiento residuos de
basura de los 10 municipios del Área Metropolitana,[1].
Allí empezó a llegar población víctima de la violencia en busca de refugio, desamparada,
sin recursos, ni oportunidades; donde encontraron un lugar de sobrevivencia.
Un barrio que por su excelente ubicación
estratégica se convierte en espacio clave para el desarrollo de la ciudad, en
medio de la Avenida Carabobo, la vía Medellín-Bogotá, y la carrera 57; barrio
que ha sido acosado, perseguido, estigmatizado, para desarrollar los proyectos y
megaproyectos que la institucionalidad y las empresas privadas tienen preconcebido
ahí y han vivido desalojos violentos y forzados al servicios de estos intereses.
El día 18 de Agosto de 2017, se presentó
nuevamente otro incendio donde las autoridades municipales reportaron que no hubo víctimas,
pero 108 familias perdieron sus viviendas y fueron afectadas por la conflagración
de las llamas.
Durante el evento se presentaron
unas primeras máquinas de bomberos, pero ante la magnitud y la complejidad de
la situación fueron incapaces de controlar las llamas; fue la comunidad
organizada la que trabajo duro para ayudar con los cuerpos de socorro.
Esta situación es vergonzosa para
el alcalde, los errores e informes que presentan son de un alto grado de
responsabilidad administrativa, por múltiples argumentos: 1o. que se demoren
tanto tiempo en llegar los organismos de socorro y ayuda al sitio, 2o. que no se
cuenten con fuentes de abastecimiento de agua y que la misma comunidad se
tuvieran que acudir a los baldes y mangueras -al mejor estilo de las épocas “cavernarias”-
para controlar esta emergencia!, ya que la
ciudad no estaba preparada y no cuenta con los equipos necesarios para afrontar
estas calamidades, 3o. si el incendio ocurrió por una falla en la energía eléctrica,
porque este servicio no se está prestando de manera adecuada y segura.
https://www.youtube.com/watch?v=LF7PKdRek-M
Solo esperamos que esta comunidad
no quede desamparada por la institucionalidad, como los despojados y
desplazados de Villa Café, la Iguana, Nueva Jerusalén, y otros sitios de
asentamientos urbanos que existen en la innovadora ciudad de Medellín, que se revisen los
sistemas de prevención y atención de seguridad de incendio en estos asentamientos
y tomen los correctivos.
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