La Ley de las Milicias "Pajaros, Chivos y AGC"


“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla” frase atribuida a Confucio que no deja de ser verdad, pienso que no solamente son las hermosas señoritas que participan en los reinados de belleza las que se “confunden”, sino también esos personajes "CONFUNDIDIOS" que participan de la vida política y direccionan la seguridad, transitan el mismo camino.

En Belén Altavista se habla hoy de los temidos grupos al margen de la ley como Pajaros, Chivos, y las AGC, y un presunto Pacto de respeto de no agresión, pues bien, ahí les dejo esta nota del periódico el  TIEMPO, que nos permite refrescar la memoria para ser consecuentes con la historia.

“Por esto, organizaciones gubernamentales, cívicas y políticas están buscando el desarme de los milicianos. No obstante, muchos temen que la desmovilización de las milicias traiga consigo una violencia generalizada y vuelvan a resurgir las peores bandas del narcotráfico”.

“Quieren que las milicias se desmonten pero, que, a su vez, el Gobierno haga presencia con obras, servicios sociales, abriendo posibilidades de empleo y garantizando la seguridad ciudadana. Mientra esto no se logre, dicen los comuneros, Medellín no podrá tener una paz duradera”.

LA LEY DE LAS MILICIAS
Aprueban, regulan y resuelven todo tipo de conflictos diarios, y han ocupado en autoridad y funciones el lugar de la Policía y del Ejército. Son las Milicias , especie de híbrido entre las autodefensas y las guerrillas, que nacieron en Medellín y que hoy ocupan, según estiman los organismos de seguridad, a cerca de 40.000 personas, en siete ciudades del país.

Por: BIBIANA MERCADO  25 de julio de 1993, 05:00 am

Dos de los seis principales grupos de milicias populares que operan en Medellín han extendido una propuesta de desmovilización. La intención ha sido recibida con optimismo por las autoridades civiles y la dirigencia política de la capital antioqueña. También hay quienes temen una violencia generalizada y el resurgimiento de las bandas del narcotráfico.

EL TIEMPO presenta hoy tres enfoques del tema. La vivencia de los milicianos y su relación con la comunidad, la propuesta de diálogo y la visión de los organismos del Estado sobre este fenómeno.
Por la ruta 023, que parte del centro de Medellín, se llega al barrio Popular. Está en el sector de la ciudad que bordea el Valle del Aburrá, al nororiente.

El Popular es una estrecha zona conformada por viviendas que casi caen unas encima de las otras, construidas por la mano recursiva pero inexperta de quienes las habitan.


Sus calles empinadas están atestadas de niños que juguetean y se atraviesan por entre los taxis-colectivos piratas a los que se cuelga la gente para ir hasta el centro de Medellín.

Ese es el escenario en el que se mueven unas de las milicias populares que quieren dialogar: las del pueblo-para el pueblo .

Sus milicianos están dispersos por los barrios el Granizal, La Esperanza, San Pablo, Santo Domingo Savio # 2, Villa Guadalupe y la parte alta de Moscú # 2, que corresponden a la zona uno, según la división territorial de Medellín.

En esa zona y en los barrios de La Frontera, La Isla, Andalucía, El Raizal y Los Versalles, las milicias son la autoridad: el autogobierno y la justicia que ellos reconocen como lo dijo Pablo, uno de sus fundadores.

Un grupo armado de 300 hombres que nació, en principio, como respuesta a la inseguridad y el terror que bandas de muchachos ligados al narcotráfico venían sembrando en las comunas de Medellín, desde mediados de los ochentas.

Las milicias son un desarrollo de la justicia privada, que eliminó y desplazó a los que no se ajustaron a sus reglas.

Son una expresión particular de la ilegalidad que, paradójicamente, gana legitimidad y reconocimiento ante los habitantes de los barrios que dominan.

En Medellín hay diversos grupos de milicias: las bolivarianas que actúan bajo las órdenes de las Farc; las del 6 y 7 de Noviembre , B.R.P (Brigadas Revolucionarias Populares) y América Libre , con influencia del Eln; los caraballos de la disidencia del Epl; las del Valle del Aburrá , dominadas por Lucho , detenido en la Cárcel de Itagí y las del pueblo-para el pueblo , que se dicen independientes.

Cada una tiene su propio origen y se desarrolla de una singular manera. Cada una domina su propio pedazo en las comunas de Medellín. Sólo dos de ellas han buscado dialogar con el Gobierno con la intención de desmovilizarse: las del Valle de Aburrá y las del pueblo-para el pueblo .

En una casa cualquiera del barrio Andalucía, abajo del Popular, se dieron cita tres fundadores de las milicias del pueblo-para el pueblo , Pablo, Juan Manuel ( El flaco ) e Iván, para dialogar con EL TIEMPO acerca de lo que son y lo que buscan.

Según cuenta El flaco , llegaron a la zona hacia finales de 1988.

Venían, dicen, de las Farc, el Eln, el Epl y el M-19 a concretar un trabajo que, para ellos, la guerrilla había dejado en el discurso: conformar redes armadas urbanas con el apoyo popular.

Antes de la cita, ya varios habitantes de la zona le habían descrito a este diario el ambiente que allí se vivía cuando aún no operaban las milicias. Estas zonas eran de miedo. Estaban dominadas por las bandas. Aquí fueron famosas las de los nachos y la de los capuchos , contó un hombre de la comuna. Fue en esa época, la de las bandas asociadas con el narcotráfico, semilleros de sicarios, que esos milicianos entraron a dominar el sector.

Las milicias son una especie de híbrido entre las autodefensas y las guerrillas. Su labor es un mezcla entre un trabajo policiaco clandestino (en el que se aplica, incluso, la pena de muerte) y un discurso político sin elaborar (que llama a la comunidad a organizarse en torno a problemas comunes, como ha ocurrido con el transporte y el comercio).


Su inicio Las milicias populares del pueblo-para el pueblo dicen que han limpiado la zona. Lo que ellos llaman limpieza dejó como resultado por lo menos una veintena de muertos en la comuna nororiental. Pelados que fueron eliminados por andar chueco .

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