UN ACTO INFAME DEL CONGRESO, NEGAR LAS 16 CIRCUNSCRIPCIONES TRANSITORIAS ESPECIALES DE PAZ

Nunca, pero absolutamente nunca, en la historia de los procesos de sometimientos de paz realizados en Colombia, con las guerrillas, o con las milicias, u otro grupo armado se tuvo en cuenta la voz, el sufrimiento, la angustia, la impotencia y el dolor de las víctimas del conflicto armado colombiano.

Ellos, las víctimas, fueron siempre invisibles en esos proyectos liderados por sujetos que buscaban beneficios únicos y exclusivamente personales, en muchas ocasiones procesos de paz que engañaron a todos los colombianos con organizaciones inexistentes, personas inexistentes y armas inexistentes, logrando recursos económicos para sus propios bolsillos. De esto pueden dar fé muchas personas que vivieron los procesos de negociaciones en los 90.

Son demasiadas las víctimas que han dejado este conflicto, 7 millones de personas inscritas en el Registro Único de Víctimas, y las que no se encuentran inscritos, como los prisioneros políticos y los sociales, (ojo no hablo de los comunes que es un capítulo aparte), los cuales están totalmente desamparados y sin acceso a sus garantías constitucionales, y en muchas ocasiones torturados por el sistema corrupto.

La conciencia colectiva y las diferentes peticiones de visibilización realizada por la  sociedad civil organizada a favor de las víctimas, pudo lograr que en la década del 2000, se legislara por primera vez una ley a favor de ellas (ley 1448 de 2011), y empezar a entender los principios de la justicia transicional, verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición
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7 millones de personas, voces que no han sido escuchadas en un Estado donde la participación ciudadana es fundamental para la construcción de la sociedad democrática. Y sucede lo impensable, fracaso uno de los puntos más trascendentales de los acuerdos de la Habana con la guerrilla de las FARC, esas 16 curules no fueron reconocidas, y no merecen que nosotros los colombianos y defensores de derechos humanos escuchemos ninguna explicación leguleya de cualquier congresista.


A estos opositores de este sistema político corrupto ilegítimos que nos gobiernan, les pronostico que viene una nueva generación cansada de sus trampas, de sus actos indebidos, que lucharán con sus palabras en la protesta pacífica social, y los desconocerán como gobernantes y serán juzgados por sus omisión del deber de justicia con las víctimas.

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