Fiscalía: de Garante de la Justicia a Arquitecta del Montaje

 



Título: Fiscalía: de Garante de la Justicia a Arquitecta del Montaje

Por: Alex Alberto Morales Corodoba 

Defensor de Derechos Humanos y Abogado Litigante 


En un Estado de Derecho, la Fiscalía debe ser el faro de la legalidad, garante de la verdad, y defensora de las víctimas. Sin embargo, en Antioquia, ese ideal se ha desdibujado. La Fiscalía pasó de ser un pilar de la justicia a convertirse en una herramienta de persecución política, montajes judiciales y silenciamiento de opositores. El caso de la exfiscal Claudia Carrasquilla, acusada de fabricar pruebas; los vínculos entre el ente acusador y la administración de Federico Gutiérrez cuando fue alcalde de Medellín; y la creciente percepción de un ente cooptado por intereses políticos, exigen una revisión urgente del papel que está jugando la Fiscalía en el deterioro institucional de nuestra región.

Actualmente, Claudia Carrasquilla no solo enfrenta imputaciones por fraude procesal y falsedad ideológica, sino que también hace parte activa de la gran coalición de concejales que respalda al hoy alcalde Federico Gutiérrez. Esta alianza política, que se mantiene viva desde su primera administración, pone en evidencia una preocupante continuidad entre el poder local y la influencia sobre las decisiones de la Fiscalía. Una Fiscalía que no es autónoma, que responde a intereses de poder y que premia la lealtad política por encima de la búsqueda de la verdad, deja de ser justicia para convertirse en estrategia.

Y cuando la justicia se convierte en estrategia, lo que está en juego es la libertad, el buen nombre y la dignidad de cientos de personas. Los montajes judiciales dejan cicatrices profundas. No son solo errores técnicos: son ataques sistemáticos contra la democracia. En Antioquia, la politización del ente acusador ha alimentado una cultura de miedo, donde cuestionar al poder puede costar la libertad o la reputación.

Es urgente recuperar el sentido original del ejercicio fiscal: investigar con objetividad, acusar con pruebas, y actuar con independencia. Lo contrario nos condena a una justicia convertida en simulacro, y a una sociedad que confunde seguridad con venganza.

Hoy, Antioquia necesita una Fiscalía que no sea brazo de campaña ni aparato de venganza. Necesita una Fiscalía valiente, transparente y libre de amarres políticos. Solo así, la justicia volverá a tener sentido.

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